Carta de William Burroughs a Jack Kerouac

Querido Jack, Eres un joven sin adicciones, y no puedo entender por qué no eres más activo. Éste era el significado de mi alusión a ti en la carta a Allen (1). Cuando estoy drogado no salgo mucho. Pierdo experiencias porque paso demasiado tiempo en casa. Hay más para perderse en México que en Estados Unidos porque aquí no se imponen límites a las experiencias. Soy consciente del desperdicio que significa no salir y por ello estoy reduciendo la adicción. Pero tú no eres adicto y yo esperaría que aproveches al máximo la libertad de acción que tienes. Sabes que la conclusión lógica de la proposición de lo-tengo-todo-adentro es la conclusión alcanzada por algunos budistas tibetanos que se encierran en una pequeña celda con una ranura para que les pasen comida y permanecen allí hasta que mueren. No es mi idea de un buen negocio. Lucien (2) ha venido y se ha ido. Parece en buena condición por donde se lo mire. Disfruté su visita, la cual, desafortunadamente, fue breve. Me parece que conoce el paño. Me refiero al paño en todos los niveles. Sabe mucho más que Al por ejemplo, quien de forma deliberada no está viendo. No podría de manera consciente tratar de persuadir a Lucien de llevar algo. Le presenté los hechos: qué pasaría si algo sale mal —pérdida del auto, etc—, la improbabilidad de que algo salga mal, y lo dejé decidir. Decidió que no. En primer lugar, no tenía suficiente dinero. La dicotomía de Al entre “vida normal” y visiones no solo es innecesaria sino que es errónea. Quiero decir que de hecho no existe. “O bien…o bien” no es una fórmula acertada. Los hechos existen en infinitos niveles y un nivel no excluye a otro. La locura es la confusión de niveles. La gente loca no tiene visiones que valgan la pena ser escuchadas porque tienen miedo de ver. Los locos están demasiado preocupados con la “vida normal”: esto es dinero, sexo, comida, digestión, enfermedad, y la impresión que dejan en los otros. Estas “realidades de la vida” asustan al loco, y ningún hombre puede separarse de lo que teme. En consecuencia, las visiones del loco son horrorosamente aburridas. A propósito, Reich ha observado que los orgones llegan en olas, y que últimamente la ola ha estado muy débil. Ciertamente estarías haciendo algo sensato viniendo a vivir aquí. No puedo ver a Estados Unidos para nada ahora. Quizás después de que tus “sucias formas” hayan logrado que todo funcione querría ir allí. Entre tanto, pueden poner a otro a través de las “argollas de acero”. Joan y los chicos te envían sus saludos más cordiales. Como siempre, Bill

Los hombres del alba

Y después, aquí, en el oscuro seno del río más oscuro, en lo más hondo y verde de la vieja ciudad, estos hombres tatuados: ojos como diamantes, bruscas bocas de odio más insomnio, algunas rosas o azucenas en las manos y una desesperante ráfaga de sudor. Son los que tienen en vez de corazón un perro enloquecido o una simple manzana luminosa o un frasco con saliva y alcohol o el murmullo de la una de la mañana o un corazón como cualquiera otro. Son los hombres del alba. Los bandidos con la barba crecida y el bendito cinismo endurecido, los asesinos cautelosos con la ferocidad sobre los hombros, los maricas con fiebre en las orejas y en los blandos riñones, los violadores, los profesionales del desprecio, los del aguardiente en las arterias, los que gritan, aúllan como lobos con las patas heladas. Los hombres más abandonados, más locos, más valientes: los más puros. Ellos están caídos de sueño y esperanzas, con los ojos en alto, la piel gris y un eterno sollozo en la garganta. Pero hablan. Al fin la noche es una misma siempre, y siempre fugitiva: es un dulce tormento, un consuelo sencillo, una negra sonrisa de alegría, un modo diferente de conspirar, una corriente tibia temerosa de conocer la vida un poco envenenada. Ellos hablan del día. Del día, que no les pertenece, en que no se pertenecen, en que son más esclavos; del día, en que no hay más camino que un prolongado silencio o una definitiva rebelión. Pero yo sé que tienen miedo del alba. Sé que aman la noche y sus lecciones escalofriantes. Sé de la lluvia nocturna cayendo como sobre cadáveres. Sé que ellos construyen con sus huesos un sereno monumento a la angustia. Ellos y yo sabemos estas cosas: que la gemidora metralla nocturna, después de alborotar brazos y muertes, después de oficiar apasionadamente como madre del miedo, se resuelve en rumor, en penetrante ruido, en cosa helada y acariciante, en poderoso árbol con espinas plateadas, en reseca alambrada: en alba. En alba con eficacia de pecho desafiante. Entonces un dolor desnudo y terso aparece en el mundo. Y los hombres son pedazos de alba, son tigres en guardia, son pájaros entre hebras de plata, son escombros de voces. Y el alba negrera se mete en todas partes: en las raíces torturadas, en las botellas estallantes de rabia, en las orejas amoratadas, en el húmedo desconsuelo de los asesinos, en la boca de los niños dormidos. Pero los hombres del alba se repiten en forma clamorosa, y ríen y mueren como guitarras pisoteadas, con la cabeza limpia y el corazón blindado.

Pobre y borracho Kerouac

Pobre y borracho Kerouac, con el pulgar en el ojo, volviéndose a interesar por la literatura aunque una partícula de polvo acaba de pasar volando ¿Cómo sabría que los muertos habían nacido? ¿El Maestro llora? La malezas con las que Ofelia se enredó y Chatterton midió en la luna son las malezas de Goethe, Wang Wei, y las Cortesanas Doradas Imaginando recomendar una prefectura para un hombre en el manicomio ———lluvia———- Duerme, ángel mío, haz unos huevos la casa en el páramo es la casa en el páramo la casa es un monumento en el páramo de la tumba ——–lo que sea que eso signifique——– ¿La paloma blanca descendió disfrazada?

rancho

nada puede ser igual despues de que palpamos el horror, en el fondo de la brutalidad de aquellxs que defienden la violencia, la privatizacion y la mentira. Nosotras, nosotros defendemos y seguiremos defendiendo la libertad compartida, la comunidad y la justicia y el buen vivir antídotos naturales contra la privatización y el control centralizado que esta detrás de toda la miseria política. Desde nuestro espíritu hacker, con nuestras herramientas, que son el software libre, los medios libres, el arte, la cultura el territorio y nuestro propio cuerpo libre, reforzaremos el paso, no para ir mas rápido sino para ir mas juntas y juntos (vamos lento porque vamos lejos) gritando con mayor intensidad las palabras resonantes, con escucha atenta de ese mundo posible en el que todas y todos quepamos. No mas detenciones arbitrarias; no mas desapariciones forzadas, no mas asesinatos. No al crimen organizado y no al desorganizado crimen del Estado. Rechazamos la privatización de la tierra, de la comunicación, de las ideas. No a la vigilancia masiva. No al capitalismo depredador. No a la legalización corrupta y sometida que criminaliza la legitima protesta social. Si a la autonomía, a la solidaridad, la cooperación colaborativa. Si a las posibilidades a la libertad colaborativa de ser nostrxs mismxs, diversxs, y vivxs y construyendo juntxs no estra propia realidad. NO SOMOS LXS MISMXS ESTAMOS PENSÁNDONOS Y ESCUCHANDO CON MAS ATENCIÓN.

Pájaro azul, por Charles Bukowski

hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy duro con él, le digo quédate ahí dentro, no voy a permitir que nadie te vea. hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero yo le echo whisky encima y me trago el humo de los cigarrillos, y las putas y los camareros y los dependientes de ultramarinos nunca se dan cuenta de que está ahí dentro. hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy duro con él, le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres montarme un lío? ¿es que quieres mis obras? ¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros en Europa? hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir a veces por la noche cuando todo el mundo duerme. le digo ya sé que estás ahí, no te pongas triste. luego lo vuelvo a introducir, y él canta un poquito ahí dentro, no le he dejado morir del todo y dormimos juntos así con nuestro pacto secreto y es tan tierno como para hacer llorar a un hombre, pero yo no lloro, ¿lloras tú?

GRANDE ES EL ODIO

Eduardo Lizalde. Y el miedo es una cosa grande como el odio. El miedo hace existir a la tarántula, la vuelve cosa digna de respeto, la embellece en su desgracia, rasura sus horrores. Qué sería de la tarántula, pobre, flor zoológica y triste, si no pudiera ser ese tremendo surtidor de miedo, ese puño cortado de un simio negro que enloquece de amor. La tarántula, oh Bécquer, que vive enamorada de una tensa magnolia. Dicen que mata a veces, que descarga sus iras en conejos dormidos. Es cierto, pero muerde y descarga sus tinturas internas contra otro, porque no alcanza a morder sus propios miembros, y le parece que el cuerpo del que pasa, el que amaría si lo supiera, es el suyo. GRANDE ES EL ODIO 2 Y el miedo es una cosa grande como el odio. El miedo hace existir a la tarántula, la vuelve cosa digna de respeto, la embellece en su desgracia, rasura sus horrores. Qué sería de la tarántula, pobre, flor zoológica y triste, si no pudiera ser ese tremendo surtidor de miedo, ese puño cortado de un simio negro que enloquece de amor. La tarántula, oh Bécquer, que vive enamorada de una tensa magnolia. Dicen que mata a veces, que descarga sus iras en conejos dormidos. Es cierto, pero muerde y descarga sus tinturas internas contra otro, porque no alcanza a morder sus propios miembros, y le parece que el cuerpo del que pasa, el que amaría si lo supiera, es el suyo.