Pero me he dado cuenta que ahora, mientras mas crezco lo único que quiero es ser suave.
“Te hice mía”. Le dije al agua de lluvia. Y el agua se rió de mi. Y se fue entre los dedos.
… ¿Para qué me haces llorar?
¿Qué no ves cómo te quiero?
¿Y para qué me haces sufrir?
¿Qué no ves que más no puedo?
… Yo nunca, nunca había llorado
Y menos de dolor
Y nunca, nunca había tomado
Y menos por un amor
… ¿Por qué me haces llorar
Y te burlas de mí?
Si sabes tú muy bien que yo no sé sufrir
… Yo me voy a emborrachar
Al no saber de mí
Que sepan que hoy tomé y que hoy me emborrache,
Por ti
… Si yo nunca, nunca había llorado
Y menos de dolor
Y nunca, nunca, nunca había tomado
Y menos por un amor
… ¿Por qué me haces llorar
Y te burlas de mí?
Si sabes tú muy bien que yo no sé sufrir
… Yo me voy a emborrachar
Al no saber de mí
Que sepan todos que hoy tomé y que hoy me emborraché
Por ti
el samurái legendario y filósofo del arte marcial
En el corazón de la historia japonesa floreció un legado tan eterno como las estrellas. Miyamoto Musashi, una leyenda nacida en el siglo XVII, no solo empuñaba una espada con destreza, sino que su sabiduría marcial trascendía las eras, convirtiéndose en un faro de las artes marciales y la estrategia.
Su historia se tejió en la aldea de Miyamoto, en la tierra de Harima, donde desde temprana edad deslumbró con su destreza con la espada, ganando su primer duelo a los 13 años. Este triunfo fue el preludio de una serie de desafíos que tallarían su leyenda. Recorrió Japón desafiando y superando a renombrados maestros de la espada, labrando un camino impregnado de victorias.
Su estilo de combate era un eco singular, empleando dos espadas en lo que él mismo perfeccionó como "Niten Ichi-ryū" (dos cielos como uno). Esta técnica no solo mostraba su destreza física, sino también una filosofía de vida, un equilibrio entre la estrategia y la táctica, entre el pensamiento y la acción.
Oh ramera romántica de dádivas dadaitas para este curioso peatón que cree en el sexo a primera vista, que se quiere enamorar en el motel mesones después de ir a orar en la parroquia de santa cruz y soledad y al salir visitar el mercado de las flores. Ricardo Rene Arreola del Valle.
o que me gusta de tu cuerpo 1
Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.
Lo que me gusta de sexo es la boca.
Lo me gusta de tu boca es la lengua.
Lo que me gusta de tu lengua es la palabra