Todo era un lago, Santa María Aztahucán

Un lago de casas, era para mi aquel paisaje que veía desde la ventana del trolebus elevado. Me dirigía al punto de encuentro para el recorrido cultural en Santa María Aztahucán; organizado por el cronista Alberto, a quien le agradezco su amabilidad y su gran interés de difundir la historia por medio de la crónica. Había llegado temprano como siempre, la cita era a las 10 de la mañana saliendo del la estación del trolebus auzhi (no recuerdo bien el nombre de la estación, me propuse al escribir esta crónica y no utilizar wikipedia, y todo se lo dejo a mi memoria, así que posiblemente allá algunos errores), el llegar temprano para mi tiene sus ventajas, una de esas es la tranquilidad para observar y hacer algunas comparaciones con mi barrio, al parecer encontré algunas, el puesto de birria, algunas personas con su uniforme de fútbol, dirigiéndose a los deportivos, y sobre todo algunos tras nochados que seguían celebrando la victoria del América. Esto era un lago, dijo el señor Alberto antes de iniciar el recorrido por la calles de Santa María Aztahucán, lo cual me pareció interesante ¿Un lago?, me quede reflexionado, un paisaje lacustre, pero ahora hay casa, plazas, calles y callejones. Recordé una nota que leí hace unos años sobre algunos desiertos y la teoría que habían sido playas hace millones de años, y ahora son grandes extensiones de tierra inhabitadas. Y ahora yo estaba por sumergirme a lo que antes era una lago y ahora es una barrio de la alcandia de Iztapalapa, la más poblada de la ciudad de México. Como buen marinero de agua dulce, me dispuse a viajar por este lago ahora llamado Santa María Aztahucán. Salimos con un rumbo fijo, ha sabiendas que podríamos llegar hacer ciertas escalas improvisadas. El primer punto fue el camino real, que llegaba hasta Puebla, ahora es el cruce de unas calles, donde los camiones tienen que hacer maniobras para pasar, después la antigua posada que ahora es un salón de fiesta pero conserva la fachada de lo que fue antes, y como buen camino, no podría faltar el árbol donde espíritus del mas allá y del mas aca, retan a los viajeros, me refiero al árbol donde se aparecía el charro negro, a quien lo corrieron colocando un altar de la virgen de Guadalupe, lo cual me pareció poco intolerable, si el black charro no hace mal pos dejarlo que fume al compa, tal vez este comentario hace unos años me hubiera costado la hoguera. Luego a lo lejos me pareció escuchar la canción de cielito lindo, pues pasamos por donde vivió el compositor de dicha canción, después fuimos al antiguo paradero de autobuses, y aun costado creo a ver visto una sombra que se metió aun callejón acompañada de una risa burlona, y pues ese callejón era el callejón del diablo, pareciera que esa calle se la trajeron del centro del Coyoacán, al salir del callejón estaba lo que eran un cine de los dos que estaban antes, ahora es una tienda y una casa muy grande. El recorrido continuo con una hermosa casa, antigua creo que había sido el primer salón de clase, ahora es una casa muy bonita, donde vivió la partera del pueblo, en donde se puede encontrar parte de la historia religiosa de Santa María Aztahucán, ya que tienen un San Antonio quien era muy visitado por los lugareños, continuando con las cuestiones de alivios espirituales, pasamos a un templo, donde la gente va en busca de un alivio por medio de oraciones, masajes y el temazcal, que calor hacia en el temazcal, al termino de la explicación, nos fuimos bien tronados, si literalmente nos tronaron en el templo, tronado y con sed estaba, hablando de tronados, pasamos muy rápido por la quebradora, de ahñi a calmar la sed, me jacto de ser un buen bebedor, pero pues falle al llegar a lo que antes era la pulquería la gallina de los huevos de oro, me recarge en unos cajas de cervezas y madres se cayeron ni pedo, toco limpiar. Esta es la primera parte

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