Presentación de la novela “ Las aventuras del Chilango lango” en la librería Marabunta, el sábado 13 de julio del 2024 a las 6 y media de la tarde
En fin. Estoy aquí frente a la computadora imaginándome estar el día de mañana en la presentación de mi novela frente a un público, que por ahora no se quienes serán pero que ya me enterare cuando esté leyendo este texto, que en realidad es ahora, a la hora de su lectura. Ustedes me entienden.
Y es que se escribe para la lectura, para colmar el tiempo de los lectores, en este caso escuchas, no para colmar el ego del escritor, quien debe ser un lector riguroso de su propia obra, a la vez que creador excentrico, y llenar ese tiempo que le prestarán a su discurso, con palabras que valgan la pena, que llenen ese vacío, que generen pensamientos, reflexiones. Pero principalmente que los diviertan, que los entretengan. Que se vean envueltos en ese juego de palabras y descubran que en todo ese enredo semántico hay escondido un mensaje, un secreto único que era para usted, lector, escucha, que solo usted podía descubrir, por que esas palabras lo remitieron, lo relacionaron, con aquella vivencia única, con aquel secreto guardado que nadie sabia pero que se parece al del personaje, al del autor, y que solo nosotros comprendemos pòr que también lo hemos vivido, a nuestra manera, lo que hace a cada lectura, a cada escucha, una voz interpretativa única de las palabras, del lenguaje, que a la vez es único en cada quien, con sus conceptos propios y personales sobre cualquier idea, sobre cualquier palabra.
Como decía Miguel de Unamuno: nuestra cultura es quijotesca, y no solo por la relación que tenemos aun actualmente con los personajes de la novela cervantina, si no por esa forma en que está conformada la novela, con vacíos, con pedazos, con partes no escritas y otras de las que se duda su validez. Con sueños la mayoría de las veces, que se vuelven reales a fuerza de necedad y que se disuelven como castillos de arena. Todos vamos por la vida hasta cierto punto como Quijotes , buscando un ideal, luchando contra los diques que se interponen entre la realidad y nuestra fantasía. Pero la mayoría tienen, tenemos, nos han vendido, introyectado, fantasias individualistas, donde nos hagamos ricos y gracias al dinero podamos comprar el amor, los ideales. Casi nadie tiene fantasias de liberación colectiva, de ayudar al otro, de salvar al otro, como el Quijote. Y si lo es un tonto, que difícilmente sobrevivirá a este mundo de alacranes donde prevalece la ley del más fuerte.
En fin. Que yo, como buen Quijotito, me aventé la humorada de querer ser escritor y de autopublicarme 1,000 ejemplares, siendo un pésimo vendedor y un mal promotor de mi persona con este hijo que llevo arrastrando ya tal vez 30 años. Algunas veces me dicen que por que no escribo otro libro, una continuación. Y yo pienso en el “Éxito” obtenido con este, en los ejemplares vendidos de mano en mano, en los que he regalado, para quedar mal tal vez, muchas veces, sobre todo conmigo mismo. Pero en fin, que no debo de hablar de mis frustraciones.
La novela es buena, yo como lector lo he comprobado. Tiene mucho dialogo, y la prosa misma es una especie de narrativa oral, en primera persona. Quise hacer un personaje normal, común y corriente, al que le pasaran cosas cualquiera, en un medio social de esa clase que se siente media pero en realidad es baja . Mi personaje, el Dany, es alguien de poca voluntad que se deja llevar por el medio que habita, que alguna vez cree que se puede cambiar el mundo, pero se topa con la falsedad del sistema reflejada en el fraude del 88, en el cambio provocado en la vida de sus padres al obtener un mejor trabajo, y cambia como cambia su entorno: buscando el cambio, la rebeldía, lo prohibido lo diferente, lo encuentra en la mariguana, el medio del narcotráfico y la banda callejera.
Y por ahí se pierde, olvidándose de la política, de la escuela, de las teorías y los conceptos. Todo lo vive como le sucede, nada lo planea. En fin. Que se parece algo a mi pero no soy yo. Es solo un divertimento. Nunca esperé hacerme rico con esto. Solo esperé encontrar algunos lectores que la disfrutaran. Ahora entiendo lo que dice Bertold Bretch en su poema acerca del Tao te King, donde iguala en méritos al escritor y al lector, cuando dice que hay que agradecerle por igual al aduanero que le pidió al sabio que escribiera su libro antes de abandonar el país, ya que gracias a él que tuvo la curiosidad por aprender de los conocimientos de Lao tse conocemos hoy ese libro que los amalgama.
Y no es que yo me iguale con el gran sabio chino, pero si creo que los lectores a los que les ha gustado mi novela son como diamantes que he encontrado en la mina de carbón. Agradezco a la novela el haberme ayudado a conocer a varios amigos, Mario Rivera Guzmán, Jonhatan Torres y Luis Miguel Quijada, entre otros, que han celebrado a este hijo ingrato y a quienes considero mis amigos, en parte gracias a la novela que aquí seguimos jalando hasta donde se pueda, “Whit a litle help from my Friends”, como dirían los Beatles. Y muchas gracias a todos los que hayan venido a la presentación.
A 13 de julio del 2024
Fabián González Hernández.