POESÍA, DROGAS, SEXO Y UN REVOLVER. RIMBAUD Y VERLAINE
Rimbaud, es el poeta maldito más influyente del siglo XX, su poesía irreverente y trágica es una de las más exquisitas de la lengua francesa. Y es el precursor de la llamanda Generación Beat.
Es por causa de la asfixiante atmósfera que reinaba en su hogar que este joven poeta se escapaba una y otra vez de su casa. La primera, fue en plena guerra franco-prusiana (1870-71) cuando tenía 16 años.
Se fue sin un peso a París y terminó preso a mano de los alemanes por haberse colado en el tren. Lo sacó un profesor de nombre Izambard, quien, además, pagó la fianza y lo hospedó en su casa por un tiempo. Allí, se vincula con editores de renombre en Francia y les muestra sus poesías. Pero enseguida debe regresar al hogar. El joven Arthur no se salvó de la paliza de su vida. Pero eso no impidió que siguiera fugándose hasta lograr, por fin, su libertad.
Paul Verlaine, que ya era un poeta consagrado, había quedado maravillado con los originales de Las primeras comuniones y El barco ebrio, que había recibido de Arthur Rimbaud. Así es como el joven poeta de Charleville se mudó a vivir con Paul Verlaine y su esposa de 17 años y embarazada.
Comienza aquí un período en el que ambos poetas salían a emborracharse con ajenjo, fumar opio y drogarse con hachís por las calles de París, espantando a los reductos literarios, pero, también, es la época de mayor y mejor producción literaria de ambos, especialmente, de Rimbaud.
Los dos poetas fueron apartándose, cada vez más, de la vida literaria y pasaron la mayor parte del tiempo en los cafés, bebiendo hasta desfallecer y permaneciendo en un estado de embriaguez permanente hasta que los locales cerraban las puertas. Entonces, seguían con la juerga en el cuarto de Rimbaud, drogándose y gastando el capital en orgías. Así es como alcanzaron juntos el long et raisonné dérèglement de tous les sens (largo y razonado desarreglo de todos los sentidos). Mientras que para Verlaine los excesos no significaron más que el simple gozo de los sentidos, para Rimbaud significaron el culmen de las alegrías del éxtasis, un estado sublime que alcanzó sacrificando su salud, pureza y dignidad.
Después, Ri