la vida de los poetas

En la poesía no hay final feliz. Los poetas acaban viviendo su locura. Y son descuartizados cómo reses (sucedió con Darío). O bien los apedrean y terminan arrojándose al mar o con cristales de cianuro en la boca. O muertos de alcoholismo, drogadicción, miseria. O lo que es peor: poetas oficiales, Amargos pobladores de un sarcófago llamado Obras completas. Vidas de los poetas, José Emilio Pacheco

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