47 veneno

Ella era una mujer hermosa, tenía las curvas que todo hombre deseaba, un largo cabello negro y una sonrisa bastante atrayente, nunca fue una mujer habitual, se iba con los viernes al bar, pasaba los sábados con hombres distintos pero casi siempre en los mismos moteles viejos, dónde podía recordar la cama donde fue abusada. Luego de hacer terminar a cada uno de esos hombres se sentía un poco mejor con sigo misma, <>, solía repetirse en los escasos momentos de introspección dónde una pequeña parte de ella se arrepentía de aquel pasatiempo. Los hombres nunca entendían el juego, pero ella si, una sola noche, inventar el nombre que quieras, y aunque la buscaran con deseos de asesinarla o de volver a tenerla, ella se las arreglaba muy bien para que nadie nunca volviera a saber de ella, había vivido entre tantas identidades y direcciones falsas que en ocasiones incluso a ella misma se le olvidaba su nombre de nacimiento. Ella se despedía mucho antes de que su víctima despertara, le dejaba la marca de un beso en la mejilla y la promesa de que está no sería la última vez (pero siempre lo era) y por supuesto, una nota perfumada en la cama con la frase: "Bienvenido al mundo del sida"

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