Que Vivan Los Crotos
”… film que parece conjugar idénticas dosis de inspiración y dominio del
medio cinematográfico….Poliak, que es montajista desde hace largo rato,
siguió el ritmo de la respiración emotiva de las imágenes. Cada una de
las personas que mastican viejos recuerdos tiene en pantalla el tiempo
que se merece.... El silencio tiene en ¡Que vivan los crotos! una
dimensión semejante a la que le conceden las partituras clásicas: ocupa
el tiempo que ningún sonido –especialmente ninguna palabra– debería
contaminar. …Las dramatizaciones, que las hay (linyeras jóvenes que
expresan el pasado de quienes hablan), son breves, mudas y están
sanamente despojadas de toda ínfula "argumental"….El verbo crotear, en
la acepción que le es dada aquí, ha de ser de los más profundos. Implica
saciar apetitos de libertad al margen de la explotación laboral, pero
también de las otras gentes. La soledad de la libertad es el gran tema
no declamado de la película. Lo más curioso… es que estos ancianos
vienen a actualizar vigorosamente la añeja cuestión del Héroe: esta
dignidad sin bienes ni raíces, esta plenitud que sólo reclama una pampa,
una huella, un cielo abierto para constituirse tiene mucho que ver con
la materia que, aquí y allá –especialmente en el Lejano Oeste–, forjó
paladines inoxidables. Esos que hicieron asco de la rutina social y las
compañías anestesiantes para embarcarse en el compromiso que, tarde o
temprano, pone a cada cual frente al sueño que lo desvela. Que vivan
ellos.”